La historia de Matías
Matías empezó el liceo en una institución privada en 2013.
En el liceo, sufría de bullying. Mientras tanto, en casa, sus padres se estaban separando. Más tarde ese año, le diagnosticaron diabetes tipo 2.
“Me pasaba mucho tiempo con las chicas y no jugaba al fútbol, entonces me molestaban. Yo no les decía nada a mis padres… Me acuerdo que una vez me dijeron que tenía pestañas de mujer, y yo fui y me las afeité, pensando que tal vez era algo malo”.
Al año siguiente, Matías se cambió a otro liceo privado. Sin embargo, ahí seguía siendo víctima de acoso.
“Una vez me estaba dando insulina y me jodían con que me estaba dando heroína”.
En ese tiempo, Matías estaba enfrentando problemas de salud mental y tuvo que ser internado en varias ocasiones. Esto lo llevó a abandonar el liceo ese año y, más adelante, a cambiar de institución.
Esa vez, se cambió a un liceo público, el tercero desde que había empezado su trayectoria liceal.
Sin embargo, su salud física y mental seguían en situación de vulnerabilidad, y también tuvo que abandonar sus estudios antes de fin de año.
Al año siguiente, repitió segundo grado y decidió cambiarse a otro liceo público.
“Sentí mucho el cambio. La gente era totalmente diferente. (…) En invierno pasamos frío porque había ventanas rotas”.
Al año siguiente, en 2016, Matías cursó tercer grado en el mismo liceo.
“En [ese liceo] una vez me llegaron a pegar, pasaban cosas de violencia, no necesariamente por algo en particular. Había mucho pleito, se sentía la tensión en el ambiente”.
Dado que ese liceo solo tenía educación media básica, al año siguiente, Matías se cambió a otro liceo, donde comenzó cuarto grado.
Pero, debido a su salud mental, tuvo que abandonar antes de fin de año.
Al año siguiente, se cambió de liceo nuevamente —su sexta institución—, donde cursó cuarto grado por segunda vez.
“Creo que estuve como cinco años para terminar cuarto”.
“Me inscribía a todas las materias y abandonaba alguna o me llevaba alguna. También reprobaba por el tema de las faltas”.
Y luego, en 2021, empezó quinto grado y se cambió al liceo nocturno, donde eligió la orientación Artístico.
Para ese entonces, Matías tenía 21 años. Trabajaba y había estudiado otros cursos en fitness, gimnasia y fotografía. Así que, al año siguiente, tomó tres materias que tenía pendientes de cuarto grado: Historia, Física y Química.
Al año siguiente, volvió al liceo nocturno, donde cursó todas las materias de sexto grado —con la excepción de dos— y dos materias de quinto que tenía pendientes.
Ahora, es 2024. Matías tiene 25 años y está tomando las dos últimas materias que le quedan de sexto grado en el liceo nocturno. Si las aprueba, este diciembre va a terminar el liceo.
“Una de las cosas que más me motiva es no tener que mentir en el currículum que tengo terminado el liceo. Porque no lo tengo y me siento mal porque sé que estoy haciendo algo, que tal vez es necesario, pero va en contra de mi ética y mi moral”.
Matías espera que el próximo año pueda estudiar Marketing y Publicidad.
Así se ve su trayectoria educativa.